Juan Carlos Tinoco (Puerto Real, 25-1-1998) es una de las promesas del baloncesto puertorrealeño de las últimas generaciones. Un jugador que, ya ha sido Campeón de España en dos ocasiones, en categoría MiniBasket e Infantil, y que espera seguir cosechando éxitos.
Juan Carlos Tinoco con la Selección Andaluza MiniBasket |
Por Jordi Agabo / Diario de Cádiz
Si le hablas de baloncesto se le encienden los ojos. Si comentas sus aficiones, te habla rápidamente del basket, y no se cansa de alabar a su equipo en la liga española, el Barcelona. Lebron James es su alma mater, el jugador en el que se fija. Y sigue de lleno la NBA, quizás como un sueño inalcanzable. Pero el destino no está escrito y puede soñar: cierra los ojos y ve a un joven Ricky Rubio, de un pueblecito de Barcelona, El Masnou, que ha revolucionado la mejor liga del mundo. Soñar no cuesta y él mirando hacia abajo sueña despierto.
Se trata del pívot Juan Carlos Tinoco Montado (Puerto Real, 25-1-1998, 188 centímetros). No sabemos donde llegará pero, de momento, es campeón de España de selecciones autonómicas. Por primera vez en la historia este equipo logra alzarse con el triunfo y el único gaditano es Juan Carlos.
La timidez, a sus escasos catorce años de edad, es la nota predominante de la entrevista. Aún así , poco a poco se va haciendo con las riendas y habla sin tapujos.
"Me encanta el baloncesto, es mi hobby, mi pasión y disfruto viéndolo, pero sobre todo jugando", afirma con rotundidad.
A Tinoco le acompañan sus padres. Carmen Mari y Juan Carlos, que se sienten tremendamente orgullosos de su hijo, de como progresa en su vida, tanto en los estudios, como en el deporte y "si cumple con lo suyo tiene que tener su recompensa", afirma su tutor.
Antes de recordar lo vivido en Valladolid, Tinoco, que así se le conoce en el mundo del baloncesto, habla de su equipo, el Club Baloncesto San Fernando al que llegó procedente de Las Canteras de su ciudad natal.
"Comencé jugando en Las Canteras, pero el San Fernando decidió ficharme y la verdad es que me encuentro tremendamente a gusto en el equipo verdinegro", indica, a la vez que señala que "estoy jugando en el cadete A y B, con Lorenzo Escobar, a pesar de ser de último año de infantil", matiza insistiendo en que "desde que llegué siempre he estado en categoría superior", manifiesta.
Recordando el campeonato conseguido matiza que "fue un acontecimiento espectacular. Lo pasé en grande durante lo que duró el campeonato y el conseguir vencer en la final fue inolvidable".
Por partes, en los cuartos de final, Tinoco fue el segundo jugador con mayor valoración en la victoria ante Valencia. Cuatro puntos y cinco rebotes, tres de ellos defensivos y dos ofensivos, fue su bagaje. "Fue un encuentro donde las cosas me salieron muy bien y donde estuve muy a gusto a pesar de que había sufrido una pequeña lesión en el cuadriceps en el partido anterior ante Galicia. Quizás fue casi lo mejor que pasó en el campeonato", dijo.
Tras deshacerse de Canarias llegó la gran final donde el jugador se resintió de sus molestias en el cuadriceps. A pesar de ello estuvo a un gran nivel y consiguió ocho puntos en la gran victoria que Andalucía cosechó ante Madrid por 66 a 64. "Fue increíble y lo pasamos de fábula. Curiosamente le ganamos a los dos equipos que nos habían vencido en la primera fase, Canarias y Madrid y demostramos que fuimos de menos a más. Lo que viví fue maravilloso", apostillaba.
Pero este no es el primer éxito de Juan Carlos Tinoco, anteriormente este mismo grupo de jugadores se proclamó campeón de España de minibasket en La Isla. Tinoco formaba parte del que ya se ha denominado la generación de oro de Andalucía. "Somos un grupo de amigos, que lo pasamos en grande en las concentraciones y en los campeonato y, ojalá que esto siga así", afirmaba.
Del futuro más inmediato comenta que ha finalizado la temporada regular con el equipo cadete B, donde ha ido alternando con el equipo cadete A y "su progresión ha hecho que en las próximas fechas se desplace con el equipo júnior a un cuadrangular", afirmaba su padre.
Juan Carlos mira a su madre con recelo. Ella es la encargada de traer de Puerto Real a su hijo todos los días de entrenamiento. "Le gusta tanto el baloncesto que hay veces que nos levantamos a las cuatro de la mañana para ver un partido de la NBA".
Y es que sigue soñando despierto. Y soñar no cuesta nada.
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